Para la formación de unas condiciones favorables en el desarrollo de la vida es necesario sufrir antes impactos gigantescos como los que ocurrieron en nuestro planeta. El despertar, cuando el sueño es tan profundo y prolongado, es una colisión meteórica que transforma nuestra visión de la realidad; o mejor dicho, nos la muestra de golpe. La acreción sobre nuestra piel está hecha de materiales temporales y espaciales. Y con ellos colapsará en una decadencia natural. Pero una vez despiertos, el descenso tiene el mismo atractivo que el ascenso. Así que disfruta del viaje iniciático.
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