Rendirse no es un acto volitivo. No basta con querer rendirse. No funciona asÃ. Hay que acompañar a la voluntad con el vaciamiento natural, con el darse cuenta de lo que es. Y vaciar a una criatura cuyo valor se mide en relación a la cantidad de contenidos, no es asunto sencillo. Vaciar no es perder nada, es posibilitar la aparición de las capacidades en el momento adecuado, y de que pasen a segundo plano una vez usadas sin dar lugar a protagonismos inútiles. Sin vaciamiento la entrega es fraccionada y condicionada, sin entrega total no hay caridad, sin caridad no hay sabidurÃa. Con la sabidurÃa todo adquiere sentido sin necesidad de esfuerzo de los sentidos.
Luis Amezaga