Ha pasado la mañana recolectando nueces en los nogales que plantaron sus antepasados pensando en durar más tiempo que ellos, en lo que se conoce como el camino de la chopera. Los pies le han llevado tan lejos que a poco no regresa. Los que no conocen bien el campo ignoran sus señales hasta que es demasiado tarde. Una nube ceñuda le ha caído de repente sobre la cabeza. Su reacción ha sido ir en busca de la carretera. El asfalto le da seguridad. Cuando la naturaleza se enfada, los árboles no son un refugio seguro. En pocos minutos parecía noche cerrada y su figura chorreante provocaba en los conductores más precaución que compasión. Al llegar a casa ya no llovía y el cielo volvía a ser el mismo. Una maldita broma.
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