A los mosquitos les gusta mi sangre y los gusanos guiñan el ojo a mis carnes. La casquería del amor. Evacuar y reponer, en eso echamos los días. Lo inmutable pierde un minuto en darme a entender que en él cabe sin paradoja alguna todo lo que muda y muta. Y respiro en paz como si entendiera. Que no, pero es una ignorancia formada y conformada. —Hola, hola, un blanco rioja o rueda, da igual—. El aldeano me cuenta que se irá de vacaciones a una casa rural. ¡Un aldeano de vacaciones a una casa rural!, repito en mi cabeza y de un trago apuro el blanco, rioja o rueda, da igual.
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