Navidad. Nace el hijo de dios como antesala de su muerte. La resurrección no sé si es un volver a empezar o un estado definitivo. He madrugado para hacer visible la soledad, he paseado por la ciudad desnuda para identificarme con las farolas, los bancos, las piedras y las fachadas. He dejado marchitar a los amigos y permitido morir a los familiares más queridos. Las tradiciones son lo que tienen, que si no cumples con ellas, te embarga la tristeza. He olvidado las letras de los villancicos, no sé dónde están las figuras del belén ni el árbol decorado. Qué podría compartir y con quién. Es de admirar cómo he ido despejando la pista de despegue hacia el cielo.
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