Hemos caminado tanto y tan rápido de manera errática, que cuesta mucho ponerse en contacto con la universalidad, con lo que de ella hay en nuestro interior individual. Cuesta mucho superar la ley social de la moral sin caer en la inmoralidad. Cuesta no sentirse culpable. Cuesta transferir a otro el papel de ser fundamental. Tendemos a darnos importancia desde la menudencia, antes que ceder el protagonismo al ser que nos traería de vuelta la relevancia. Cabeza de ratón antes que cola de león. Y llamamos rugidos a nuestros agudos chillidos.
top of page
Publicar: Blog2_Post
bottom of page
Comments