La personalidad consume mucha energÃa impropia en mantenerse brillante, ya que no es autoluminosa. Cuanto menos personalidad, más presencia. Cuanto menos afán por parte del personaje biográfico, más pujanza de la vida. Imagina que la personalidad es ese instrumento que rompe el equilibrio de la orquesta porque se siente con ganas de hacerse oÃr y convierte la armonÃa en ruido. El que se aburre consigo mismo, el que no tiene suficiente con uno mismo, busca construirse una personalidad para salir al mundo. Un papel que le ayuda a ganarse un sitio en la sátira.
Luis Amezaga