Lo que protegemos es una idea de nosotros mismos. Una idea. Solo una idea que tiene voluntad de perdurar. Pero las ideas no son; van y vienen. Y por mucho que parezca importante, y hayamos puesto en ella nuestra supervivencia, carece de entidad alguna.
La paz es semilla y fruto de completitud. No estamos en un proceso de mejora, ni nada puede recortar un nanómetro de lo que somos. Cada dÃa percibimos matices nuevos del ser, pero eso no significa que el ser mude o evolucione. Cada momento es el mismo y cada momento tiene una frescura única. La paz es convivir con los opuestos sin moverte con ellos, cohabitar con las paradojas y contradicciones sin ser inmutado por ellas.