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  • Foto del escritorLuis Amezaga

El zumbido del que subyace-48


El espejismo aparece en el desierto. El espejismo no existe por sí solo. Se aparece cuando la sed resulta intolerable. El espejismo distrae, agota y defrauda. La sed sigue estando ahí. Cuando descubres por indagación minuciosa que el espejismo es ilusorio, empiezas a desconfiar. Pero has de reconocer que el espejismo aún te atrae, tira de ti, consigue que acabes braceando en el aire, discutiendo contigo mismo como un loco, sufriendo por imágenes que solo están en la imaginación. ¿Cómo matar un espejismo?, ¿cómo matar algo que no es? Encontrando el oasis donde puedas satisfacer la sed. Para encontrarlo, en vez de perder la mirada en las dunas, has de volverla hacia ti. Esa mirada acabará disolviéndose en el hallazgo de lo que eres. El espejismo se desvanecerá por sí solo al no contar con la mirada del sediento que lo hizo posible.

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