Darse cuenta del ser no viene de un uso productivo del cuerpo y la mente, no viene dado como resultado lógico de una evolución idónea de cuerpo y mente. El cuerpo come y defeca. La mente se alimenta de pensamientos, ideas, emociones y defeca miedos, neurosis, ansiedad. Cuando la mente se queda durante horas mirando sus heces, a eso lo llamamos memoria. No, no es posible que de la evolución de ese sistema llegues a la estancia permanente en el ser. Van por distintos circuitos de entendimiento y experiencia. El ser no funciona con el sistema lógico de causa y efecto. Su desvelamiento se produce con una quiebra del sistema mente y cuerpo, que reconoce por investigación o gracia su naturaleza cambiante, poco fiable y finita. Al abandonar la mente esa postura de autoimportancia infundada, el ser —por su circuito siempre presente, siempre atento, siempre fidedigno, siempre real, siempre indivisible— se ofrece poniendo orden a lo aparentemente proyectado como diverso y caótico.
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